Mis superhéroes de videojuegos. (2ªparte)
Y seguimos con la segunda entrega de mis experiencias con los videojuegos y mis héroes favoritos.
- Super Mario: lo reconozco, conocí y me enganché al Super Mario Bros. cuando tenía 14 años. Parece que fue hace mucho, pero es que las aventuras del fontanero ya habían salido cuando yo tenía 7 u 8 años, ¡si creo que ya habían sacado hasta la peli y todo cuando yo empecé con el juego!... el caso es que mi hermana y yo nos enganchamos porque no sé cómo llegó una Nintendo a casa y nos pasábamos las horas muertas jugando. Yo solía ser Mario y mi hermana Luigi. Recuerdo que quitábamos la música y poníamos siempre el mismo CD: Canciones, de Duncan Dhu (que le encantan a mi hermana), de modo que cuando veo una pantalla te puedo decir exactamente con qué pista del CD iba. Pues eso, creo que nunca llegamos al final. Lo máximo que hacíamos era la pantalla 4-2 y yo odiaba al bicho de la nube que tiraba como tortugas rojas con pinchos. Nos sabíamos de memoria todos los trucos hasta esa pantalla. Pero se acabó; igual que no sé cómo la Nintendo llegó a mi casa, no sé cómo desapareció, pero creo que las malas notas de mi hermano tuvieron algo que ver. Hoy por hoy, de las nuevas ediciones me encanta Yoshi, el dragoncito glotón (es tan mono y tan redondito...).
- Sonic: mi vicio con Sonic fue diferente. Nunca tuve una Sega (dios, qué vieja me siento diciendo estas cosas) pero el dibujo del erizo me encantaba, de modo que cuando salía a las salas de recreativos (que antes había muchas en Villalba) con mis amigas con 12 años, y mientras ellas se quedaban embobadas mirando al chico que les gustaba, yo me enganchaba al joystick de la máquina de Sonic como si tuviese super-glue. Y para variar, de ese juego también tengo uno de mis recuerdos mas vergonzosos, una de mis "ginialidades": un día me puse a jugar, eché 5 duros y tenía para una partida. Qué sorpresa cuando al eliminarme pude seguir jugando en la misma pantalla. Yo emocionada. Me iban matando y yo volvía a vivir. O cogía un montón de vidas sin darme cuenta o la máquina estaba rota. Hasta que ya no hubo más partidas. Y cuando fuimos al burguer a merendar me encontré con mis 5 duros porque lo que había echado en la máquina fueron ¡500 pelas! Qué vergüenza. Nunca se lo dije a nadie, pero como hoy ya sabéis todos lo metepatas que soy, pues no os sorprenderá, pero en aquella época como para contárselo a mis "amigas" (quienes gracias a mi determinación se fueron a un sitio muuuuuy lejano el día que me hincharon las narices).
Y este post me parece que ha sido más personal que de videojuegos, pero es que me lío y no me para nadie.
Y hasta aquí la segunda entrega, que no me quiero enrollar más.
La próxima entrega: Yo y los tíos buenos de los videojuegos.
Nota: no os preocupéis, que ya contaré algún día otra de mis "ginialidades" que como son tan escasas...
2 comentarios
Miki Koishikawa -
O: )
Darío -