Historias para no dormir
Y es que supongo que eso es lo que te suele pasar cuando se te revienta la rueda del coche en plena autopista.
El pasado sábado me dirigía al cumple de Wedge con Anamá e Iris en mi coche y justo en la curva de Torrelodones, la rueda delantera derecha se cansó de rodar y reventó (cierto es que un ratito antes el volante ya había empezado a vibrar, pero pensé que era la dirección, no la rueda)
Menos mal que no iba sola, aunque por otro lado eso me hizo tener más miedo aún de que por mi culpa hubiese podido pasarle algo a mis “compañeras de aventuras”.
La situación fue un poco complicada, sobre todo al principio, que es el momento de “¿y ahora qué?” y decidimos quedarnos en el coche con los cintos puestos porque teníamos medio coche dentro del carril izquierdo y cualquiera se salía a poner el triángulito de los c**** en plena curva. Comenzamos a llamar al seguro, a la gente que nos estaba esperando, y gente para que viniese a ayudarnos…Sin embargo, al cabo de cinco minutos una patrulla de la guardia civil nos ayudó a señalizar y después de avanzar durante 15 minutos para recorrer un kilómetro en primera y poder llegar a una incorporación y dejar el coche en el cebreado pertinente, los dos buenos hombres nos ayudaron a cambiar la rueda (con lluvia y coches rozando a los guardias cada vez que pasaban para incorporarse a la autopista)
Lo mejor de todo, dejando a un lado el hecho de salir ilesas de todo el asunto es… que llegamos a tiempo al cumpleaños! Y además nos lo pasamos genial.
Desde luego que es de estas historias para contar a los nietos… pero yo voy a empezar a dejar de coger el coche siempre que tenga un acontecimiento en Madrid al que acudir. No falla.
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Miki Koishikawa -