59 segundos
Últimamente me estoy acostando a las mil... por más que lo intento no me voy al sobre antes de la 1 de la madrugada. Pero este hecho, horrible e impensable para algunos y el pan nuestro de cada día para otros, tenía que tener su lado positivo- si es que sólo tiene que tener uno.
Pues ayer, después de tragarme toda la programación de las diferentes cadenas con progamas imprescindibles para el ser humano como TNT o 7 días 7 noches, me topé con un programa del que había oído algo pero que no sabía de qué iba: 59 segundos.
La cosa consiste en una mesa redonda, a la que se sientan varios contertulios que tienen exactamente 59 segundos para exponer su punto de vista o cuestionar lo que otro haya dicho sobre el tema que toque ese día. Y también hay una moderadora- presentadora, que la verdad no sirve para mucho, porque ni da ni quita la palabra. Porque, queridos amigos, el método de decir que ya se te ha acabado el tiempo (los famosos 59 segundos) no es ni una bocina, ni un gong, ni la moderadora- presentadora pegando berridos... no, el método no es otro que... ¡hacer desaparecer los micrófonos! ¡Sí! ¡Cuando un contertulio se pasa del tiempo, el micrófono, que debe de tener vida propia se esconde dentro de la mesa! Lo mejor es ver a los contertulios persiguiendo al micrófono para poder terminar la frase que estaban diciendo (y el espectador pensando "que no le da tiempo, que no le da!"). Pero si a eso le añadimos el hecho de que yo no tenía ni idea de lo que pasaba (la primera vez pensé que era un fallo del decorado), y de que los telespectadores deben de estar más pendientes de que se le quite el tiempo que de lo que dice, pues así rellenan 1 hora o lo que dure sin decir realmente nada. Si yo fuese un contertulio del programa me estresaría.
Simplemente genial.
Comprenderéis ahora que a partir de ese momento decidí no preocuparme por la hora a la que me acuesto, que sólo por ver a adultos haciendo el payaso valía la pena estar despierta.
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